Sumar imágenes personales e imitar gestos o rasgos de la naturaleza construyen, al lado de la carga genética —genes, cromosomas, ADN—, a las personas. Los memes, otros memes, con profundo respeto agrego a la idea de Dawkins, deberían servir también para diseminar ética. Memes éticos podría ser término apropiado.
¿Qué son los genes? Los genes, como se sabe, son partículas de material genético agrupados en los cromosomas, cuya función determina la aparición de los caracteres hereditarios de los seres vivos. Los cromosomas se heredan y no pueden modificarse. Los genes son los encargados de diseminar la información genética, se transmiten sexualmente de una generación a otra por medio de su replicación.
¿Qué son los memes? Los memes, sucintamente, de acuerdo a Dawkins, son las unidades encargadas de transmitir y procesar la información cultural. La información cultural se difunde de un cerebro a otro por medio de imitación, enseñanza o asimilación; Dawkins denomina memes a los conceptos, creaciones, costumbres, ideas y habilidades que conforman el legado cultural. La transmisión de los memes se efectúa entre individuos y de una generación a otra.
Los memes, a diferencia de los genes, son creación humana. Sus fuentes son diversas: literatura, música, pintura. El contagio de “memes buenos, positivos”, favorece y disemina conocimiento y sabiduría. Gracias a ellos la especie humana crece. Nacer en casas o sociedades donde la cultura y sus funciones juegan un papel preponderante genera, en las personas, casi siempre, conductas positivas. Así como los memes procesan información cultural la especie humana debería contar con memes éticos encargados de recrear y diseminar ética y moral por medio del capital ético.
Capital ético es un término acuñado por la filósofa Adela Cortina. Explica Cortina: “Componen –a mi juicio-, el capital ético los valores morales que una sociedad pluralista comparte desde la diversidad de proyectos de vida buena”. Al reflexionar sobre la felicidad, agrega, “…una buena sociedad, una sociedad justa, es aquélla cuyos miembros pueden llevar adelante sus proyectos de vida feliz. Para lograrlo –se dice- es preciso recurrir al capital físico, financiero, humano y social, pero también –queremos añadir- al capital ético”. Lamentablemente, poco, o casi nada, se habla de capital ético.
Humanizar al ser humano es urgente. Vitalizar el capital ético y diseminarlo es la única vía que yo conozco para contrarrestar el Poder político, religioso y las reglas impulsadas por banqueros, cuyas visiones -y misiones-, distorsionadas han sumido al mundo en la bancarrota. Difícil distinguir quien, de los miembros de esa nefasta tríada, manda. Da lo mismo. Son lo mismo. Los trajes y las sotanas sólo difieren en el número de botones. Abrigan cuerpos idénticos.
No pocos intelectuales insisten en que tanto la Tierra como el ser humano se encuentran amenazados. Tienen razón. Si los memes diseminan información cultural y fortalecen y/o modifican a las personas —quiero pensar que lo hacen “para bien”—, fomentar y sembrar memes éticos como contrapeso para frenar la enfermedad del mundo es, quiero pensar de nuevo, idea adecuada.
Empatía, bondad, resiliencia, otredad, altruismo, compasión, solidaridad son bienes humanos. Se aprenden en casa. Se contagian en la escuela y en las calles de la infancia. Justicia, benevolencia, honestidad, lealtad y generosidad son también valores humanos. La suma de las cualidades previas son pilares del capital ético. Transmitirlos, al igual que los memes, de un cerebro a otro, de una mano a otra, de una persona a su par y a la comunidad es fundamental. Por ahora, afortunadamente, no es posible modificar el árbol genético. Lo que en cambio si es factible es construir un capital ético y diseminar memes éticos.